11 oct 2011



Por Alejandro Contreras.

Rabia, mucha rabia. Ese es el sentimiento que deja esta nefasta adaptación de uno de los personajes del cómic español de aventuras más importantes. Este despropósito hace aguas por varios frentes y me atrevo a etiquetarlo ya como “la peor película del cine español del 2011″.

Desde hace muchos años parecía que el proyecto de llevar a la pantalla grandes las aventuras del Capitán Trueno estaba gafado o maldito. Antes del cambio de siglo, el director Juan Piquer Simón tenía ya un guión y un protagonista, el norteamericano Michael Paré, pero fue rechazado por ser “un mal director de cine”.  En el 2000 el proyectó pasó a las manos de Juanma Bajo Ulloa pero Filmax lo rechazó porque su presupuesto inicial, 5,5 millones de dólares, era excesivo. Filmax trató que Alejandro Toledo tomara el relevo pero el toque de ciencia ficción que quería impostarle a la historia también se rechazó.

Extinguido el contrato con Filmax, Pau Vergara filmó un contrato con el creador y propietario de los derechos de autor, Victor Mora, para finalmente llevarlo al cine. Ni Pau Vergara, ni Daniel Carparsoro. El proyecto al final ha salido adelante con la dirección de Antonio Hernández, director de carrera irregular que en su filmografía cuenta con perlas como En la ciudad sin límites (2002) oLos Borgía (2006), y algunos resbalones como El gran marciano (2001) o teleseries tan infumables como Hoy quiero confesar (2011). Lástima que en esta película ha prevalecido el peor Antonio Hernández creando un producto de serie B con escenas de acción que dan risa. Y eso que contaba con el doble del presupuesto que pedía Juanma Bajo Ulloa (10 millones de euros).

En este baile de directores se han ido barajando un buen número de intérpretes. Ya en este último proyecto Antonio Hernández arrancaba con la propuesta de que sus protagonistas serían Álex González como Capitán TruenoElsa Pataky como Sigrid yManuel Martínez como Goliath. Al final todos se cayeron menos el campeón del lanzamiento de peso: Sergio Peris-Mencheta se quedó con el papel protagonista mientras que la ucraniana Natasha Yarovenko, que inicialmente iba a interpretar el personaje de la bruja Ariadna, sustituyó a la Pataky.

Algunos de los signos más característicos de las historias del cómic original aparecen muy vagamente en la historia. Víctor Mora huía de poner etiquetas de buenos o malos a los personajes por su raza y procedencia, y en la película vemos como el musulmán Hassan (Asier Etxeandía) no duda en colaborar con un cruzado aunque anteriormente haya destruido el castillo familiar. Está bien el intento por reflejar esa visión tan abierta de Víctor Mora pero no queda creíble en el guión, al menos no se explica bien el cambio de actitud. El personaje del mago Morgano (Alejandro Jornet) era un referente de que la verdadera magia estaba en la ciencia, e incluso gracias a él se construye el primer globo volador. En la adaptación al cine vemos a un Morgano que cree más en brujerías que en la ciencia, y que es capaz de construir más de un centenar de globos en tan sólo una noche.



Es inevitable acordarse de la serie Águila Roja (TV) porque la película aprovecha para rodar en localizaciones al aire libre como los Baños de la Encina (Jaén), Calzada de Calatrava (Ciudad Real), Lagunas de Ruidera (Albacete), cueva de las Palomas de Yatova, cueva Turche de Buñol, Abantos, Chulilla y playa de l’Alhuir de Gandía (Valencia), Saladar d’aigua amarga de Elche y Ciudad de la Luz en Alicante. Eso sí, muchas de esas localizaciones aparecen como la ruina de lo que fueron y la factura de la película queda a unos niveles tan bajos comparables a subproductos como Juana la loca… de vez en cuando (1983). Cuesta creer que se estuvieran planteando en la post-producción de la película introducir escenas en 3D. La escena donde una descomunal Ariadna tortura al Capitán Trueno parece sacada de un programa de sketches de televisión. De vergüenza.




El guión está muy poco trabajado, con multitud de fallos y elementos incomprensibles. Los personajes están desdibujados: cansa los repetitivos chascarrillos sobre la comida de Goliath, repele los avances amorosos de Crispín y la historia de amor entre Sigrid y Goliath está metida con calzador. Los actores están muy mal dirigidos y cuesta entender que Antonio Hernández diera por buenas algunas escenas tan mal interpretadas como la muerte de Morgano o cualquiera en las que Jennifer Rope Gary Piquer sobreactúan hasta límites inimaginables. El único que se salva de la quema es Roberto Álvarez dentro de este desaguisado.



En definitiva, una pena que hayan perpetrado este atentado a la inteligencia y al gusto. Es entendible que la película, a pesar de contar con la producción de Disney, no haya sido ni siquiera presentada a la prensa. Entiendo que a todos los que han colaborado en ella les debe dar vergüenza contar con esta mancha en sus currículos. No me extrañaría que los Yogas (los anti-Goyas) se ceben con este título. Eso sí, que nadie deje a Antonio Hernández adaptar El Jabato por favor.



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